viernes, 10 de septiembre de 2010

Una anécdota, del ser buen maestro.

Bueno las primeros años que me inicie como profesor, tenia una actitud muy  soberbia con mis alumnos, debido a que me consideraba muy superior a ellos. Esta actitud me funcionaba en las academias donde los alumnos se impresionan fácilmente con los datos que uno maneja y por ello te disculpan todo. Pero cuando me toco tener que dictar en colegios ahí la situación fue muy diferente, yo venia convencido que lo mismo que se hacia en academia se podía hacer en el colegio y no fue así. Los primeros resultados de mis encuestas fueron calamitosos. Mi primera reacción fue echarle la culpa a los alumnos que no me entendían por que no venían con la debida formación académica. 
Luego por consejos de personas mayores que yo, me fui dando cuenta que no debería de seguir con el mismo método de academia para el colegio. Me mostré más afable con ellos, les hacia preguntas de su realidad, iniciaba las clases con anécdotas históricas que ellos ni se lo habían imaginado de ciertos personajes históricos, les dejaba la duda siempre por que no concluía con la anécdota para que ello sigan informándose. Bueno así recién los resultados de mi encuesta cambiaron favorablemente. Debo afirmar que siempre es bueno que estas experiencias ocurran para que unos se de cuenta de los errores que se comete, ahora tengo más empatía con los alumnos, les escucho cuando quieren hacer preguntas y algunas veces utilizo sus experiencias o anécdotas para "engancharlas" con las clases. Cuando el profesor Bain habla de las pautas para dirigir una clase, es importante de generar siempre la expectativa, bueno eso lo se ahora.

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